Desde que Clara se mudó a su casa, sentía que tenía que hacer algo con su cocina. Si bien tenía un buen tamaño, no encontraba la forma de aprovechar el espacio.
Lo primero que hicimos fue eliminar los cielorrasos suspendidos que eran mucho más bajos que en el resto de la casa y achicaban mucho la cocina.
Eliminamos también unos cavios de madera que no cumplían ninguna función estructural ganando muchísima altura.
La cocina creció en alto y este fue el primer gran cambio, que se sintió ni bien entramos.
Eliminamos también la barra que dividía la cocina por la mitad, e interrumpía la circulación y quitaba mucho espacio.
Reemplazamos el viejo ventanal de chapa por una carpintería de aluminio negro y una reja que quedó muy amigable con el frente de ladrillo a la vista de este lindísimo chalet.
Siempre buscando el diálogo con los materiales de la casa, elegimos madera (melamina) para los bajo mesada y blanco laqueado en las alacenas. Los tiradores negros, en sintonía con la reja, y el revestimiento subway le dio un tono clásico y vintage a la cocina. Para la mesada Silestone blanco y para los pisos, porcellanato natural simil piedra.
Con una obra integral y un tiempo de menos de 1 mes y medio, le dimos mejor espacio de guardado, una utilización de mesada optimizada y un ambiente más luminoso e integrado para que Clara pueda disfrutar de su nueva cocina.